lunes, 21 de noviembre de 2011

El Futuro.

Y sé muy bien que no estarás.
No estarás en la calle,
en el murmullo que brota de noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia
los completos de los subtes,
ni en los libros prestados
ni en el hasta mañana.

No estarás en mis sueños,
en el destino original
de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré amor mío,
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás,
y diré las palabras que se dicen
y comeré las cosas que se comen
y soñaré las cosas que se sueñan
y sé muy bien que no estarás,
ni aquí adentro, la cárcel
donde aún te retengo,
ni allí fuera, este río de calles
y de puentes.
No estarás para nada,
no serás ni recuerdo,
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente
trata de acordarse de ti.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Me la secás

Noooooooooononononononononoononono, lllllllllllllllllllllllllllllliiiiiiiiiisto!
Basta para mi che, me bajo de este terrible bondi aca nomás.
Me dolés tres huevos y medio, y si sigo comiendo para canalizar mi dolor voy a morir del dolor de panza que tengo en este momento.
CHAU
LA PUTA MADRE QUE ME PARIÓ A MI, A VOS, A TU AMIGA, A TODOS.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Paro para empezar

Ya me acuerdo porque la dureza. Ya no me acuerdo porqué la había limado.
La coraza que tenía muy adherida al cuerpo me la saqué en Enero, la dejé colgada en la pieza por ahí nomás eh... la tenía a mano, porque seamos sinceros, todos sabíamos que era un poco extraño todo esto.
Y si, sin la coraza las cosas duelen más, claramente cuando uno la tenia puesta sentía menos todo, y es para felicitar: cumplía perfectamente su papel.
Cuando uno decide por fin desabrocharse ese oxidado y muy complicado candado, debe ser consciente que con el pecho abierto y los brazos estirados puede sufrir embestidas de cualquier tipo. Es una recomendación que les dejo a cualquiera que esté leyendo esto, la experiencia de sacarselo y volver a sentir es una de las mejores experiencias que podés tener, de esas que te cuentan cuan vivo estás. Pero tener que empezar a mirarla de vuelta, para pensar en volver a ponértela, es lo más duro. Pensar en que otra vez elegiste mal al tipo por quien te sacaste esa pesada y dura armadura, y tener que decir chau sin decirlo, retirándote de actitudes y hábitos tan lindos que habías adquirido,  negándote a responder efusivamente o a tomar la iniciativa, solo porque sabés que después de eso vuelve a ser lo mismo.
Va muriéndose esto, y van muriendose mis ganas de seguir estando debilitada y sin protección. Perdón si no te parece razonable mi huida hacia la armadura otra vez, pero estoy intentando salvarme.


hay diez centímetros de silencio
         entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
         entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
         entre tus ojos y mis ojos