Que yo te diga como fue mi vida...
A ratos llamarada vacilante;
luego rayo con punta de diamante
Unas veces puñal, y otras herida.
Un darse sin rendirse, una aturdida
obsesión de ternura palpitante;
luego, el gozo que cabe en el instante,
la desazón, la espera descreída.
Alguna incierta noche de primavera,
un ventanal sobre una carretera,
Y unas hojas marchitas, y algún gesto...
No te pongas así. Quieres que añada,
y en el recuerdo ya no queda nada.
Dame tus manos: ¿Ves? Mi vida es esto.
Julia Prilutzky Farny
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